El antídoto Anatomía de Grey (o el remedio contra el mal de amores)

Dicen que 'cada maestrillo tiene su librillo'.  Así que cuando tengo un desengaño amoroso me lo curan los doctores de Anatomía de Grey.


Tengo que encontrar la dirección postal de la guionista del culebrón, una tal Shonda Rhimes, y confesarle que, sin ella saberlo, es mi doctora particular. Shonda, ¡mil gracias! Tu me curas el mal de amores en un "plis plas".


Sí, amig@s, las rupturas o los desengaños (que hay cosas que se rompen antes de comenzar, c'est la vie) las supero con una buena dosis de televisión y, concretamente, de Anatomía de Grey, que no me sirve cualquier serie pa las cosas del querer.

No penséis mal, que os conozco. No se trata de consolarme con la plantilla de buenorros que aparecen  (Anotación: Tengo que investigar si es la serie con más guapérrimos por metro cuadrado).

Después de dos GIFs, ya sabéis quién me gusta más, ¿verdad?

Cuando te rompen el corazón (o a ti te parece que lo han hecho) necesitas droga dura. Como ni mi salud ni mi cuenta corriente están para hacerme adicta a ninguna sustancia, nada mejor que los argumentos imposibles de la Rhimes para llorar a moco suelto y pensar que detrás de una desilusión hay una razón que no tiene nada que ver con la realidad.

Y la realidad, no nos engañemos, es que el pavo en cuestión pasa de ti.


Me acuerdo de un capítulo en el que se descubría, por casualidad, el tumor que afectaba a un paciente que había cambiado por completo su comportamiento. Después de la operación, volvió a ser súper amoroso con su chati. Sí, amig@s, en mi sopor post-ruptura pensé: tal vez a él le ha pasado lo mismo y le tendría que decir que vaya al médico. Después descubrí que me había dejado por otra que le gustaba más (la realidad no siempre supera a la ficción).


La dosis de Anatomía de Grey que necesito depende de ostia recibida. Para desengaños mayores (los menores se pasan solos), con dos o tres capítulos tengo bastante. Para una ruptura en mayúsculas, un mínimo de dos temporadas. Pero, sobretodo, las historias del Seattle Grace me dan esperanza...

Hay un médico buenorro esperándome y por eso el resto de flirts están condenados al fracaso.


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