El espíritu Dorothy (o como unos zapatos te cambian el día)
Dicen que al mal tiempo buena cara. En mi manual particular para sobrevivir a los días de mierda siempre hay unos zapatos de tacón o un poquito de brilli-brilli.
Hay días que me invade el espíritu Dorothy y me calzo unos zapatos rojos para recorrer el camino de baldosas amarillas hacia Ciudad Esmeralda.
Y quién dice unos zapatos rojos, dice un vestido con brilli-brilli, una chaqueta de lentejuelas o una carcasa de móvil con purpurina...
Todo sirve para creer ciegamente en la letra de la bonita canción: En algún lugar sobre el arco iris, los cielos son azules y los sueños que te atreves a soñar se hacen realidad.
Los días grises existen y no sólo en invierno. Hay temporadas que mi cielo está tan encapotado que me entra la paranoia y pienso que la marmota Phil me ha echado un maleficio y el único tiempo que es capaz de predecir en mi perímetro más próximo es el del invierno eterno (¡qué ni los de Juego de Tronos!).
Ante estas situaciones de emergencia: espíritu Dorothy. O lo que es lo mismo, manos a la obra para que en el cielo mental atiborrado de nubarrones y con pequeñas lluvias escapando por los lagrimales… aparezca un bonito arco iris.
Para conseguir un rainbow de efecto inmediato, ya habréis adivinado que en mi armario no faltan dos pares de zapatos rojos (uno de temporada de invierno y otro de verano), diversas piezas de ropa brilli-brilli y con lentejuelas y, en cuanto a la purpurina, la tengo en diversos formatos.
Confesaré que mi armario también esconde un arma secreta que despertará algo de envidia (aunque no es la intención). En casos de extrema urgencia, el espíritu Dorothy tiene nombre de hombre: Manolo.
No se trata de un follamigo (mentes calenturientas) sino del modelo Sedaraby plateado de Manolo Blahnik.
Me planto mis Manolos, me paseo un ratito por casa y ¡se me pasa todo! Como diría mi abuela: mano de santo.
¡Qué pija, la tía! En mi defensa diré que son un regalo de un maromo que para hacerme sentirme más Carrie, poco le faltó para dejarme a través de un post-it (porque teníamos hipoteca y había que hacer papeles que sino…).
También diré que he intentado conseguir los mismos efectos con la meditación y nada, se me da regular tirando a mal.
No se trata de un follamigo (mentes calenturientas) sino del modelo Sedaraby plateado de Manolo Blahnik.
Me planto mis Manolos, me paseo un ratito por casa y ¡se me pasa todo! Como diría mi abuela: mano de santo.
¡Qué pija, la tía! En mi defensa diré que son un regalo de un maromo que para hacerme sentirme más Carrie, poco le faltó para dejarme a través de un post-it (porque teníamos hipoteca y había que hacer papeles que sino…).
También diré que he intentado conseguir los mismos efectos con la meditación y nada, se me da regular tirando a mal.
Si el presupuesto o los exnovios no dan para que el espíritu Dorothy se desvíe hacia unos Manolos, ¿qué me decís del momento animal-print? Soy muy partidaria de recurrir al toque leopardo, guepardo o reina leona (si tienes pelazo) en aquellos días que necesitas reafirmarte y no tienes bastante con las cremas.
Sólo una recomendación para el look tigresa: mejor que todas las piezas sean falsas porque ¡ser divina no está reñido con tener consciencia ecologista!
Sólo una recomendación para el look tigresa: mejor que todas las piezas sean falsas porque ¡ser divina no está reñido con tener consciencia ecologista!
Si el guardarropa no es tu fuerte, atrinchérate en un sitio bonito, que te guste mucho (y no vale tu casa).
Holly Golightly (el personaje que Audrey Hepburn interpretaba en Desayuno con Diamantes) se refugiaba en Tiffany’s cuando tenía un mal día.
Ella en vez de días grises, los tenía rojos (para gustos los colores y nunca mejor dicho) y se iba a la famosa joyería porque “nada malo puede ocurrir en allí”. A mí me van más las cafeterías cuquis.
Holly Golightly (el personaje que Audrey Hepburn interpretaba en Desayuno con Diamantes) se refugiaba en Tiffany’s cuando tenía un mal día.
Ella en vez de días grises, los tenía rojos (para gustos los colores y nunca mejor dicho) y se iba a la famosa joyería porque “nada malo puede ocurrir en allí”. A mí me van más las cafeterías cuquis.
Lo bauticemos Dorothy, Holly o con nuestro nombre (¿por qué no?) lo importante es el espíritu y, por tanto, da igual el lugar en el que nos refugiemos o el look que escojamos para ir a nuestra particular Ciudad Esmeralda.
Quién se sienta más empoderada con tejanos, camiseta y zapato plano, ¡adelante! Todo es cuestión de actitud.
Quién se sienta más empoderada con tejanos, camiseta y zapato plano, ¡adelante! Todo es cuestión de actitud.
Y si una cosa puedo decir después de ver El mago de Oz muchas veces (y cuando digo muchas, son muchas), es que el verdadero poder de Dorothy es creer en sus sueños.
Un poder que se multiplica al hacer el camino en compañía de tres buenos amigos con miedos, ilusiones, defectos y virtudes como ella.
Un poder que se multiplica al hacer el camino en compañía de tres buenos amigos con miedos, ilusiones, defectos y virtudes como ella.
Así que podemos tener lugares, objetos o ropa talismán pero el verdadero tesoro que nos hace ir hacia adelante es la gente que nos rodea, que nos quiere y que nos ayuda a no decaer durante el trayecto…
Tanto si lo hacemos con taconazos como con zapato plano.
Tanto si lo hacemos con taconazos como con zapato plano.
Me encanta ♡
ResponderEliminarMuchas gracias guapa :-)
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