Carta desesperada a los Reyes Magos

Tal y como nos está quedando el mundo, a Melchor, Gaspar y Baltasar se les presenta mucho trabajo.


Hace unas cuantas Navidades, mi adorado sobrino les pidió a los Reyes Magos que todo el mundo estuviera contento, que a nadie le faltara un regalo, que todo el mundo tuviera una familia (añado de sangre o de vivencias) y que no cayera un meteorito en la Tierra. Deseos que subscribo totalmente (incluyendo el del meteorito) y a los que añado unos cuantos más. Así que empiezo a pedir por esa boquita.

Queridos Reyes Magos para este 2019 me gustaría…

Que el único VOX que nos suene sea la marca de diccionarios
Hemos acabado el año con unas elecciones en Andalucía que han convertido en diputados a los de Forocoches. Triste muy triste. Esa gentecilla mezcla el franquismo, el trumpismo y el neoliberalismo hasta límites que te llevan directamente al vómito y tiene como grandes ejes de su programa electoral un plan de protección de lo español, de la tauromaquia y de la caza, sin olvidar a la familia natural (las otras deben ser de plástico al estilo Barbie y Ken, ¿no?).
Además, son anti-inmigrantes, anti-feministas, anti-catalanes... Nada, que si el capullo del Santi Abascal me conociera, me pide directamente en matrimonio como buena feminazi indepedentista catalana que soy.


Que la justicia equilibre de una vez su puñetera balanza
Mire señor juez (o señora jueza) que este individuo me ha amenazado con un cuchillo y me he salvado de una violación y de una muerte más que segura porque lo ha intimidado mi perro. Pues nada, ni caso. Y al cabo de un tiempo, el mismo cabrón mata a una mujer. Y suman un centenar de víctimas de la violencia de género al cabo del año.
¿Saltan las alarmas? No. Las muertes, las violaciones, los abusos y los maltratos a las mujeres se siguen sucediendo pero dejamos en la calle con una sentencia firme a los de La Manada y los convertimos en estrellas mediáticas.


Eso sí, montas una manifestación a favor de la independencia de Cataluña o un referéndum para que la gente vote y te meten directamente en prisión preventiva. Al parecer en la balanza de la justicia española pesa más un coche de la Guardia Civil o el texto de la Constitución que la vida de una mujer.

Que pongamos en valor a las personas…
Por encima de su color de piel:
Dejemos de alzar muros y de convertir los mares en un inmenso cementerio.

Por encima de su género:
Rompamos los techos de cristal que nos empequeñecen a las mujeres, las convenciones sociales que marcan a las niñas de rosa y a los niños de azul cuando hay todo un arcoiris de colores. Sin olvidar a los que nacen con unos genitales con los que no se identifican.

Por encima de sus síndromes:
Superemos de una vez esa manía de calificar como discapacitadas a las personas con trastornos como el autismo. También podemos aprovechar para encontrarle otro nombre a los síndrome de Down (que suerte que hemos dejado de llamarles subnormales).
¿Son diferentes? Sí ¿Tienen necesidades especiales? Sí. Pero añado que las respuestas son afirmativas porque vivimos en una sociedad estándar que nos pide acomodarnos a lo establecido. ¿Y la flexibilidad pa’cuando? Tal vez la pediríamos más si viéramos series como The Good Doctor. Ya me diréis si no os cambia la opinión después de querer a Shaun Murphy como médico.


Por encima de su orientación sexual:
Escribía el poeta Luis de Góngora y Argote. "Ande yo caliente y ríase la gente". Pues eso, que cada uno se caliente con quién le dé la gana. ¡Qué lo importante sean las camas y no los armarios!

Por encima de sus creencias:
Pasemos de si le rezas a Jesucristo o a Mahoma o no le rezas a nadie. Mientras que nadie imponga ir a misa los domingos (o cualquier otra cosa en nombre la religión), nos debería importar un pito en lo que la gente crea o deje de creer.

Que los poderes fácticos dejen de matarnos silenciosamente


  • Nos mata la industria alimentaria atiborrándonos de azúcares para crearnos dependencia de sus productos y facilitando el desarrollo de enfermedades como el cáncer o la diabetes. Sin contar la mierda que utilizan para engordar a los animales o regar los cultivos.
  • Nos matan las empresas a causa de una productividad, una competitividad y una ambición mal entendidas que nos producen unos altos índices de estrés. ¿Y en qué se traduce el estrés? Pues en cáncer, ansiedad, depresión o problemas cardíacos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha definido al estrés como la epidemia del siglo XXI. ¡Ahí es nada!
  • Nos matan los bancos que nos deshaucian y nos condenan a tirarnos por un balcón cuando además de dejarnos en la calle, nos obligan a seguir pagando una deuda.
  • Nos mata una tradición cultural hetereopatriarcal que nos vende como normales comportamientos aberrantes en nombre del amor romántico. Nos hacen creer que el control del macho es símbolo de amor. Después pasa lo que pasa: que ese mismo hombretón nos acaba pegando o nos apuñala hasta la muerte.

Y mi último deseo es…

Que los superhéroes se hagan realidad
Queremos a Wonder Woman porque normaliza los súper poderes femeninos. Y también queremos a ese Thor rubio martillo en mano (viva el bricolaje nórdico) o a ese Aquaman a imagen de Jason Momoa. Y siempre, siempre querremos (por encima de todos los personajes de Marvel-Los Vengadores y de DC-La Liga de la Justicia juntos) a SUPERMAN… porque  ama a las periodistas, como yo.


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