Buenas noches chica dulce

¿Qué mata una relación? ¿La ausencia de cuatro sencillas palabras, la incapacidad de sobrellevar la rutina o el autosabotaje? 


Hay una grandísima, y también desconocida película, Beautiful Girls (Chicas preciosas) donde el personaje d'Uma Thurman reflexiona sobre el ingrediente secreto de una relación exitosa. "Buenas noches chica dulce". Estas son las cuatro palabras que necesita cada noche antes de irse a dormir. Quien dice esas palabras, se queda en su vida. "Soy fácil, lo sé", añade. Al personaje de Uma llevaban ocho meses diciéndole "buenas noches chica dulce", incluso en la distancia. También en los días difíciles cuando las obligaciones cotidianas nos superan. 

Me pregunto cómo hubiera reaccionado ante la ausencia intermitente de esas palabras. O de otros gestos que das por supuestos y no valoras lo suficiente en el momento. Pero, cuando no hay rastro de ellos... ¡lo mucho que te faltan! Así que supongo que, a diferencia de Uma, no soy una chica fácil. Y conozco a unas cuantas más del gremio de las complicadas. Hace unas semanas, una de ellas me decía que nos matan los efectos de la rutina. Qué tenemos una vida tan hecha a nuestra medida que sólo nos ilusionan los comienzos.


Después empiezan a pasar los días y las semanas y también se multiplican los silencios y los supuestos. Palabras y gestos que se dan por dichos y por hechos pero que te llenan de una sensación de "¿dónde coño se ha ido la magia?". Y de la luz cegadora pasas a una oscuridad intermitente. 

La sensación de falta de luz tiene el efecto de una semana lluviosa. Y el Chucky que llevo dentro no tarda en manifestarse en todo su esplendor y, normalmente, lo hace en el momento más inoportuno. O tal vez no. Esta reflexión la hago después de tropezarme con un artículo sobre autosaboteadores sentimentales. ¿Asumo que todas mis relaciones están abocadas al fracaso? ¿O pongo más de un granito de arena para no equivocarme en la predicción? Leo que, para relacionarse con el otro, los autosaboteadores utilizan a los llamados cuatro jinetes del Apocalipsis: el crítico, el autodefensivo, el desdeñoso y el obstruccionista. Pero lo mejor viene ahora. Antes de profundizar en las características de estos cuatro caballeros, la autora se refiere al sabotaje nivel Champions League que practican algunas personas y hace una advertencia previa: no te metas en relaciones que no tienen ningún futuro.


Toma zasca. ¡Tocada y hundida! Me van a dar el Balón de Oro del autosabotaje. No necesito seguir leyendo. A vosotr@s os dejo el enlace por si os sirve de algo. De nada guap@s. 

Así que, mal que me pese, tengo que reconocer que como dice la canción: "No eres tú, no eres tú, soy yo". Pues nada, o me programo un trasplante de cerebro o espero a que los superhéroes salgan de la pantalla y se conviertan en realidad al más puro estilo de La rosa púrpura del Cairo (que fílmica estoy en este post). Y es que empiezo a tener el convencimiento que al gremio de las complicadas sólo nos queda esperanza con algún Superman.


¿Os imagináis un "buenas noches chica dulce" en pleno vuelo? Tal vez por eso me hice periodista... por un deseo secreto de ser Lois Lane.

No quiero poner punto y final a nada, ni tan solo a estas líneas, con un sabor agridulce. Así que mejor cuatro palabras (o cinco) que cuatro jinetes gafados. Aquí las tenéis: Gracias por leerme chic@s dulces.

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