Celebrando la vida

Participar en una carrera a favor de los enfermos de cáncer, hacerla de la mano de tu hermana que hace un año lidiaba con la quimio y compartirla con otros familiares y amigos... como diría Benedetti alcanzamos el Arco Iris. 


Hay un poema precioso de Mario Benedetti que se llama Arco Iris. Viene a decir que cuando sonreímos desde muy adentro podemos llorar sin desesperación y, entonces, nuestra sonrisa se vuelve un arco iris. Como el que aparece en el cielo cuando los rayos de sol se mezclan con las gotas de lluvia. 

Mi hermana, mi madre, mi cuñado, mi sobrino, amig@s, compañer@s de trabajo y familiares varios dibujamos una multitud de arco iris después de completar los cinco kilómetros de una carrera solidaria con los enfermos de cáncer. Un@s corrieron, otr@s trotaron y l@s más caminamos pero tod@s exorcizamos nuestra experiencia particular.


Fue una manera de celebrar la vida que seguimos compartiendo todos juntos. Y exteriorizamos nuestra alegría con sonrisas, con lágrimas, con abrazos, con fotografías en las redes sociales... En mi caso, también con este post que escribo con emoción y, lo confieso en alto, con ese punto de respeto que te da festejar públicamente una realidad que quisieras con garantía de eternidad. 

Si algo he aprendido este último año es que hay que disfrutar del momento. ¡Olé, por mi frase de manual! Lo que quiero decir es que dejar de sonreír con todas tus fuerzas por los "si acaso" es una actitud de mierda de tamaño sideral. Los terapeutas de asociaciones de apoyo como Oncolliga recuerdan siempre a las personas sanas que estuvieron enfermas que aunque sientan la espada de Damocles encima, lo cierto es que la espada se cierne sobre todos nosotros. Así que en la consciencia de nuestra fragilidad: no tengamos miedo, simplemente celebremos. 

A ver, si incluso en los momentos más jodidos de la enfermedad nos dimos nuestros pequeños homenajes... ahora ya, ni os cuento. No voy vestida de faralaes todo el año, de milagro.Y eso que hubo días malos, muchos diría, y algunos más que malos. Quedan en el recuerdo, en la experiencia para saborear con más intensidad este presente. 


Una situación así también te da la dimensión exacta de la importancia de compartir. Las cosas chungas lo son menos en buena compañía. Y las alegrías, se multiplican.

Hace un año, mi hermana no estaba en la línea de salida pero una parte importante de su red apoyo decidió correr la carrera por ella. Llevaron el cartel "Hoy corremos por ti". El otro día lo actualizaron por "Hoy corremos contigo". ¡Qué maravilloso cambio de preposiciones! 

Después de cruzar la línea de llegada tod@s juntos, la sister nos regaló este escrito: "Qué fácil es llegar a la meta cuando te rodeas del mejor equipo. Hasta llegar aquí hemos tenido que correr una durísima maratón, con días difíciles, algunos obstáculos, pero también momentos mágicos. Gracias por acompañarme en el camino, por hacer que saliese el sol en los días grises, por estar"

Lo que no sabe es que las gracias se las damos a ella. Por dejarnos compartir que ya me imagino que algún día (o más de uno) tuvo ganas de mandarnos a todos por el reverso del unicornio... 


La carrera nos proporcionó un montón de vivencias maravillosas. Instantes que te gustaría guardar en un frasco de cristal para que jamás perdiesen la esencia. Como el abrazo y los metros que recorrimos con la chica que ahora lleva la peluca que fue parte de nuestras vidas hasta hace unos meses (porque era de mi hermana pero nos la pusimos todos).

¡Ay, el momento pelazo! Que cuesta arriba al principio de la maratón para después asumir la pérdida del cabello con naturalidad... Pero, como de buenas a primeras es difícil aceptar el pelucón, y además es caro, si alguna vez os cortáis una longitud mínima de pelo de 30 centímetros, acordaros de donarlo. No sabéis lo que ayuda.


Supongo que os habréis dado cuenta que en este post no he utilizado términos como "la lucha contra el cáncer" ni me he referido a mi hermana como "una guerrera". Eso significaría que las personas que nos dejan a causa de esta o de cualquier otra enfermedad han perdido porque no han tenido la fuerza suficiente. Y me niego. Rotundamente me niego. 

Me gusta pensar que detrás de las pérdidas también hay una celebración de la vida. Incluso en las pérdidas que son injustas, muy injustas (por la edad, por el sufrimiento final, por las circunstancias...). Y comparto una frase que he hecho mía desde que me la dijeron para consolarme, precisamente, por la muerte de una de mis mejores amigas (por un cáncer): "Hay personas tan generosas que mueren para que el resto tomemos consciencia de la vida".

Pues eso.

Comentarios

  1. Magnífico!!! Hay mucho por hacer esta claro...lo mejor es poder compartir y no sentirnos solos, porque este obstáculo te hace más fuerte, más humano, más persona!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias y, muy cierto, en compartir está la mayoría de las veces, por no decir todas, la clave del asunto.

      Eliminar
  2. Felicitats Laura, un post realita i preciós

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Moltes gràcies a tu per llegir-lo i comentar-lo.

      Eliminar
  3. Ilusionante comentario. Estoy en ello

    ResponderEliminar
  4. Espectacular!!! Bss a ese gran equipo le ha tenido la suerte de tener ella a su lado, yo también me hubiera sumado a él y tú lo sabes le me conoces💪💪💪💪no hay para mí.mejor simbolo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sé cariño que te hubieras sumado y que le hubieras aportado todo tu amor y coraje, que sé que no es poco. Un abrazo fuerte, pero que muy fuerte amiga.

      Eliminar

Publicar un comentario