Los personajes femeninos de El cuento de la criada evocan partes de mí. Algunas en las que me gusta reconocerme, otras que borraría de un plumazo y unas cuantas más que me pregunto si aflorarían en situaciones extremas como las que se viven en la República de Gilead.
A pesar de los capítulos finales, desde que Daenerys Targaryen irrumpió en nuestras pantallas ya no que queremos ser princesas. Todas queremos ser khaleesis y parir dragones